Cuando el aire huele a pólvora
la guerra envejece el corazón
En la noche de la guerra
del hambre y de la lluvia
aparece
gigante
la sombra de la muerte
Habrá de haber tiempo para la Poesía
si no quieren pueblos y hombres
sucumbir
antes de tiempo
Por los niños perdidos en la guerra
¡Señor!
danos menos fuerza
para la guerra
y más valor para la paz
Una leve sospecha nos consume
al borde de esta nueva primavera
van los hombres derecho
hacia la guerra
dispuestos
a acabar con la alborada
Amigos y enemigos se confunden
con los mismos presagios de la muerte
no bastan los sollozos de las flores
para calmar las furias de los vientos
Definitivamente se pelea
La sangre de los hombres se derrama
Cada vez son más altas las hogueras.
La pavura del hombre se agiganta
Al verse codo a codo en la trinchera
ni dueño de su sombra ya se siente
Hablamos de la muerte compañero
la misma que nos tiene sin cuidado
la que ha perdido el precio
entre nosotros
la muerte
la infalible compañera
Pensamos en los campos de batalla
en ellos se nos funde la esperanza
Pensamos en mejores madrugadas
para el pan amasado con la aurora
Pisoteada está la primavera
Son pocas las mañanas
que nos quedan
No está quedando tiempo
para el sueño
Cuidemos entretanto a nuestros hijos
mientras trenzan sus sueños
lentamente
Sigamos con la vida que nos resta
Por los niños perdidos en la guerra
¡Señor!
danos menos fuerza
para la guerra
y más valor para la paz
Es tiempo de velar por la esperanza
por los nuevos caminos de la aurora
Es tiempo de acercarnos a la madre
a pedirle el aliento de la vida
Es tiempo de mirar a las estrellas,
de andar con el hermano
que nos queda
a la huerta perdida entre la aldea
para ver qué semillas recoger
Es tiempo de arrumbar
los macundales
de encontrarnos de nuevo con la vida
para invocar la aurora del vidente
Es tiempo del mejor amanecer
de esperar, bien armados de paciencia
acampar en espléndidas ciudades
Pablo Mora
P.D Gracias Pablo, aunque no te conozco...
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