29 de junio de 2010

Todos con la Roja....

No me quedan muchos sitios donde gritar sin que nadie corte las quejas de mi garganta. Donde soltar mi mala leche y que a todo el mundo le resbale. Mi mala leche española, si señor. Porque yo también vivo en España y tengo derecho a no querer celebrar el fútbol como todo el país.
Me encantaría saber que pasaría si algún día decido ponerme a las 23.00 de la noche a cantar por la ventana, sin más. Me encantaría saber que haría la policía si un martes cualquiera me pongo en el portal a gritar con un megáfono "Me siento Helenicá" con tilde en la última a, para ser más exactos.
¿Por que narices tiene que ser el fútbol una fiesta nacional?
¿Por que la mayoría siempre tiene que pisar los derechos de la gente que no nos metemos en el montón?
¿Por que mi hijo de 20 meses tiene que estar llorando y sin poder dormir a causa del ruido viviendo en un 10º piso?
¿Donde empieza tu libertad?
Mientras me desahogo en estas lineas, pienso en como está el país. Pienso en que esta mañana David no ha podido ir al trabajo porque Metro de MADRID está de huelga sin servicios mínimos, pienso en las manifestaciones a medias por los derechos de los trabajadores, pienso en la cantidad de gente que se ha quedado sin casa este año y sin empleo, pienso en que todos mis amigos menores de 30 años estamos en el paro, mi novia incluida, pienso en la subida del gas, en la gente haciendo cola en Caritas para comer, pienso en nuestros derechos pisoteados y me encantaría, bajar al señor poseído por el espíritu de Manolo el del Bombo que se ha acoplado en mi portal y decirle...
Con todos mis respetos, métase el megáfono y el canto por el culo.
He dicho.

18 de junio de 2010

Mis letras estan de capa caída hoy...

Y la muerte, debió de regresar de sus vacaciones y mandarte una de sus cartas moradas, aquellas que tanto miedo daban a la gente de la que hablabas en "Intermitencias de la Muerte"

Mucho artista se esta yendo muy rápidamente y una lo va llevando pero perdidas como la tuya cuestan, se atragantan y no dejan respirar.

Hasta siempre Saramago, gracias, gracias, gracias por todas tus letras.

Una vela y mis lágrimas por ti.

Un relato más

Un relato inspirado en Hellas y sus batallas. Yo no soy historiadora, ni tengo grandes estudios. Soy una enamorada del mundo helénico y como dice mi padre, de sus batallitas. Por lo tanto no será fiel seguramente a nada de lo que la historia nos ha dejado, pero es así lo que siento y aquí os lo dejo.

(Ahora al releerlo, me suena a 300. Pero que más da).

Adiós, amada mía, adiós

Las mujeres como siempre en tiempos de guerra habían salido a despedirnos. Portaban los escudos que más tarde evitarían los certeros golpes del enemigo, las afiladas lanzas que traspasan la piel como el frió corta las noches de Agosto, aquel Agosto que el Sol había tenido prisa en abandonar.

Extraño pueblo el mío. Extraño pueblo donde llorar no está permitido ni siquiera para los niños. Pero así debe de ser, llorar no hace fuerte, cuando lloras los ojos se empañan de lágrimas y los ataques quedan cubiertos por una fina nube de agua que baña todo de sentimientos que no caben entre estas espadas.

El aire juega a colarse entre los huecos que deja abierto su peplo abierto por los dos lados, esta ropa también es propia de las mujeres que habitan la tierra sagrada que tanto amo, su pelo rizado con bucles grandes se ondea como una bandera despidiendose y ondeando por nosotros.

A su lado mis dos hijos. El mayor irá el año que viene a la academía. Apenas tiene 7 años y en Atenas no sería más que un niño, pero en Esparta no educamos filósofos sino hombres. Y 7 años es una buena edad para empezar a hacerlo. No me preocupa mucho, siempre fué un niño fuerte y con 6 meses arrastraba las cadenas puestas en sus pies con más fuerza que cualquier niño de 2 años. Siempre se tomó los desafíos físicos como un juego y será un buen soldado.

El pequeño es otra cosa, Stelios, tiene una sensibilidad propia del género femenino y aunque es mi hijo hay momentos en los que hace que mire hacia otro lado. Su madre lo ha tenido demasiado tiempo bajo su manto y ahora le costará arrancar.

Los miro y entiendo que pronto terminaran de comprender lo que significa ser hijo de la tierra donde los Dioses han dejado todas las bendiciones nombrables en el mundo. Deseo que crezcan fuertes y empuñen fuerte mis armas y mi escudo cuando yo ya no esté. Son hijos de la tierra por la que yo he jurado morir y ellos harán honor a mi sangre cuando se conviertan en soldados dignos de ese juramento.

Mi mujer que esta a dos pasos de nuestra reina, también ha salido a despedirnos. Todas ellas saben que es más que probable que nuestros ojos no vuelvan a cruzarse y todas ellas asumen la función de quedarse soberanas del reino que ahora nosotros salimos a defender. Cuando me entrega el escudo, me mira a los ojos. No hay despedidas, no, aquí no está permitido ser vulnerable ni siquiera rodeados de nuestra gente. Entiendo en sus ojos un "te quiero", un "te espero" que nunca nacerá de sus labios porque en la guerra los sentimientos sobran.

Mi mujer, valiente hembra que bien podría venirse con nosotros. Me mira a los ojos y solo pronuncia la letanía que todas ya se saben de memoria. Pero no la recita sin darle sentido a las palabras se que en el fondo de su alma siente cada una de las letras que ahora hacen cola para salir de su boca
"Espartano, vuelve con tu escudo o encima de el"

Porque el escudo pesa tanto como las cosas que no se dicen y volver sin el es señal inequívoca de que un cobarde habita dentro de ti. De que has dejado a tus compañeros en el campo de combate y has huido cual mísero cobarde faltando así todo lo que has jurado proteger.

Y así, con las cosas nunca dichas, con los sentimientos exiliados para ciudades más humanas, partimos. Partimos sin pensar en el retorno, partimos por la patria, partimos por lo que nos han enseñado a ser, los mejores soldados que ha engendrado nunca esta tierra que lleva en su nombre ser morada de los Dioses.
Hellas.