21 de noviembre de 2011

Vuelan gaviotas por Hispania

Naci en el 82 y en casa de mi madre siempre hubo pasión socialista. Mi abuela adoraba a Felipe Gonzalez y jamás entendió nada de lo que pasó cuando su gobierno se fué al carajo. Aún recuerdo cuando entró la mayoría absoluta de Aznar. Mis tios bromeaban medio de coña, medio en serio con que nos volerían a pegar en las escuelas con las reglas en las manos o con que nos separarían por sexos en las clases. El tono era jovial, pero entre broma y broma miradas preocupadas miraban la televisión que anunciaba un futuro incomodo para mi familia.

"Tu naciste con el socialismo" decía mi abuelo, mientras me cantaba la Internacional, orgulloso de sus ideas y de lo que el pensaba.

Yo he sido socialista toda mi vida, ZP me ilusionó y mi primer voto electoral fue para el, aquel año me fui a Ferraz en honor a mis abuelos y a toda la gente que había esperado aquello. ZP ha hecho cosas buenas y cosas malas, lo cierto es que el gobierno necesitaba un cambio, más bien el pais necesitaba un cambio,  la crisis estaba nublando los sentidos del  gobierno de Jose Luis y se necesitaban nuevas formas de afrontar los problemas, además soy fiel partidaria de que ningún dirigente político debe de estar en el poder demasiado tiempo, entonces era lo más sensato entendiendo que España esta vez necesitaba más opciones políticas que A o B.

Los ultimos acontecimientos reinvindicativos en España me habían hecho recuperar la esperanza en mi pais. Valores olvidados, ganas de luchar, gente en las calles reclamando la libertad me habían hecho ponerme la sonrisa de la esperanza en la cara.

La realidad de hoy es triste. Lejos de salir del bipartidismo, lejos de pensar en sentirnos lobos libres que corren por los montes en lugar de elegir que collar comprarle al viejo perro gastado que ya tenemos, nos hemos quedado con el collar que más nos aprieta el cuello. Nos hemos quedado con ese collar, que intentará por encima de todo callar los gritos de quienes no tarareen sus cantos anticuados y sus leyes contra los que no vistan sus chaquetas y sus polos de Lacoste. Nos hemos quedado el collar, que lejos de gobernarnos nos ordenará como tenemos que pensar y porque tenemos que hacerlo. El collar que elije que noticias se deben de dar, el collar que alimenta un sistema que está destinado a explotar.

Hemos elegido además, que atado a ese collar estrecho, con pinchos y con sistema antiladridos nos cuelguen una cadena para que la Unión Europea nos pasee por donde le plazca. Además, hemos comprado una de esas cadenas que se estiran y estiran, haciendonos creer que somos libres para que cuanto más pensemos que podemos correr un tirón sea suficiente para recordarnos que los perros, somos solo eso, perros y que sin pedigree no tenemos derecho ni a rechistar.

Asi que mientras que nos quitamos las pulgas, nos alimentamos con pienso del mercabrona y esperamos que Alemania y Francia nos regalen un hueso para sentirnos los amos de la perrera, me quedo mirando como hoy lo único que me queda son ganas de que el sistema en el que vivimos reviente, devolviendo a las personas la libertad de elegir, la soberanía del pueblo y el poder tomar el rumbo de sus vidas.

Porque jamás de los jamases pensé que iba a sentir temor en mi pais, porque el temor ya se había cobrado su cuenta en las vidas de mis abuelos y de sus padres. Porque soy bisexual, por que mi hijo tiene derecho a una educación gratuita, porque la asistencia sanitaria es algo por lo que llevamos pagando toda nuestra vida hoy quiero obligarme a mi misma a no decaer y a recordarme que nunca se ha pedido permiso para cambiar la historia y que la realidad es que los votantes que han decidido amarrarnos al collar añejo y estrecho de ayer, no son ni de lejos la mayoría de las personas de este pais.

Si tu la mueves por aqui
y yo la tiro por acá
Seguro que cae, cae, cae
y nos podemos liberar...