Y eso que aun no ha llegado septiembre, pero siento que es hora de ponerse las pilas del todo.
Tengo un mes de Septiembre lleno de proyectos interminables e interesantes, que dan un vertigo que marea a veces, pero que cosas, bendito mareo.
He estado en Granada casi una semana. Descubriendome, indagando en mi pasado, atravesando partes de mi que enterré hace años. Y otras que creía enterradas hace poco tiempo y que resurgen, cual ave fenix. Simbolos buscados que aparecen en librerias esótericas de golpe, como una respuesta a mis eternas preguntas, que miedo, que impaciencia y que extraño es todo.
Tremendamente fria para lo que yo suelo ser, tremendamente en el elemento tierra miro atras, ahora que estamos pasando la mitad de este tremendo año y se que pese a las batallas perdidas, la guerra será mía. Se que acabaré el año alzando gustosa la copa de la victoria, al fin y al cabo no es mas que un año más. Que se ha llevado de mi lado partes necesarias para que sonria, pero no para que sobreviva.
Mi pequeño Alexander me acompaña en el camino, preguntandose porque mamá esta tan distinta. El empieza a conocer el mundo ahora, ya gatea, medio anda, tiene dientes y hasta come pescado. Me pregunto en que punto del camino empezará a entender hasta que punto estamos todos enrredados y en que punto del camino comprenderá que el también forma parte de esto.
La melancolía es un sentimiento muy caro que ahora mismo no me puedo permitir, ya veremos como lo soluciono. De momento, aqui seguimos. Caminando.
Tengo un mes de Septiembre lleno de proyectos interminables e interesantes, que dan un vertigo que marea a veces, pero que cosas, bendito mareo.
He estado en Granada casi una semana. Descubriendome, indagando en mi pasado, atravesando partes de mi que enterré hace años. Y otras que creía enterradas hace poco tiempo y que resurgen, cual ave fenix. Simbolos buscados que aparecen en librerias esótericas de golpe, como una respuesta a mis eternas preguntas, que miedo, que impaciencia y que extraño es todo.
Tremendamente fria para lo que yo suelo ser, tremendamente en el elemento tierra miro atras, ahora que estamos pasando la mitad de este tremendo año y se que pese a las batallas perdidas, la guerra será mía. Se que acabaré el año alzando gustosa la copa de la victoria, al fin y al cabo no es mas que un año más. Que se ha llevado de mi lado partes necesarias para que sonria, pero no para que sobreviva.
Mi pequeño Alexander me acompaña en el camino, preguntandose porque mamá esta tan distinta. El empieza a conocer el mundo ahora, ya gatea, medio anda, tiene dientes y hasta come pescado. Me pregunto en que punto del camino empezará a entender hasta que punto estamos todos enrredados y en que punto del camino comprenderá que el también forma parte de esto.
La melancolía es un sentimiento muy caro que ahora mismo no me puedo permitir, ya veremos como lo soluciono. De momento, aqui seguimos. Caminando.
2 comentarios:
¡Qué bien acabar el año/empezar el curso sintiéndose victorioso!
Y seguiremos andando una senda común con la distancia y el tiempo
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