Sentir que todo vuelve a empezar...
Y a pesar de la soledad y del vertigo que dan los comienzos...
A pesar de lo mucho que se remueven tus valores, tus bases, tus sentimientos más profundos...
Sentir que no puedes ser otra cosa.
Y que aunque estuvieras sola, en el mundo, no te quedaría otra cosa que seguir mirando a la luna, cuando sales a pasear cada noche.
No hay opciones, ni decisiones. Cada uno es lo que es.
Y como una pequeña masóquista aprendes a superar estas alteraciones.
Y sonries, porque si te la quitan, duele. Y atraviesa y rompe. Y dejas de ser tu.
De nuevo, mirando el camino... una encrucijada nueva.
1 comentario:
En las encrucijadas nos encontramos, preciosa.
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