Llevo unos dias permitiendome soñar con un mundo mejor. Unos dias donde en los oidos de mi gente rebotan palabras como LIBERTAD, PAZ, JUSTICIA, DEMOCRACIA, PUEBLO, VOZ, me atrevo a levantar las manos y dormir en la plaza más céntrica del pais, que tiene más gente que nunca, para gritar que me he cansado y que quiero un futuro para mi y mi hijo. También para todos mis amigos, hijos de una generación perdida que sin querer engrosamos la listas del paro dandole gracias a los Dioses por concedernos de vez en cuando un contrato temporal de 3 meses con el que seguir viviendo. Levanto la cabeza y veo que la gente no va a la plaza con ánimo de romper nada que no sean las injusticias. Me sorprendo a mi misma viendo como también ancianos, gente mayor, familias y extranjeros se unen al mar de manos levantadas que parecen saludar al reloj. "Lo llaman democracia y no lo es" "Carlos III vigila a los maderos". Puños en alto, voces, gritos de esperanza. Recuerdo a mi abuela quejandose de la pasividad de los jovenes españoles, de cuando me contaba que corrían delante de los grises. Las lecheras de los antidisturbios comienzan a moverse y la gente al darse cuenta expresa su deseo "Fuera! Fuera! Fuera!" La plaza rompe en aplausos y gritos de alegría cuando se retiran. Escucho los cantos, trago saliva por la emoción que supone saberse parte del cambio y me prometo venir las veces que pueda, prometo dejarme la garganta, las ganas, los sueños y la voz unidos a mis anónimos compañeros que claman una libertad que nos han robado cuatro bribones que se creen con derecho a algo.
No nos van a callar, es el momento de despertar, es el momento de permitirse creer en que el pueblo de verdad puede hacer lo que no han hecho los politicos todos estos años. Solo espero que esto se extienda al mundo y que solo sea una antorcha que se vaya pasando pais a pais. El principio del cambio, que las sombras se empiecen iluminando desde la plaza que lleva el nombre de nuestro astro principal. La puerta del Sol en Madrid, España.
1 comentario:
Para que luego digan que somos cinco a seis. Muchas gracias por compartir este momento conmigo, gracias por luchar a mi lado o dejarme luchar al tuyo, como llevas haciendo tantos años. Te amo!
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