13 de febrero de 2011

Domingo y de mañana...

Comiendome las palabras nuevas de mi hijo, que hoy ha decidido levantarse cuando las calles aún dormían y las luces de las farolas aún parpadeaban en la noche. 

-Mamá ¿aone ta el au?- asi, de golpe, sin decir ni buenos días. Lo que viene a significar algo asi como ¿Donde está el perro?

Hijo, no se. Estará en el salón, duermete. 
Mi novia sonrie en la cama, sus manos abrazan el aire cuando se estiraza pensando ¿Qué hago despierta a las ocho de la mañana, mocoso?
El domingo se antoja quieto y tranquilo, en casa los cuatro. Nuestra familia extraña compuesta por un miembro más de lo habitual que completa mi vida de forma tan perfecta que no entiendo como vivía antes sin ella.

Mi hijo, desayunando. Me agarra del brazo, me pone delante de la tele, donde reinan los dibujos, como debe ser cada domingo por la mañana en las casas con niños. 
-Mamá este es Noddy-me mira ilusionado.
Sonrio recordando que mi infancia nunca tuvo domingos por la mañana viendo dibujos al lado de las tostadas. Y ya no me importa. El corazón ya no pesa cargado de lo que no viví. Lo he cambiado por lo que ando viviendo ahora. El día gris se asoma por fin por la ventana, terminamos de desayunar mientras Alex juega a abrir y cerrar las puertas. Mi novia le dice "se nota que vives en la casa de Hekate" las dos reimos guardando no hacer mucho ruido, que David aún duerme. 
Me pregunto donde deje toda la pena que venía arrastrando tanto tiempo en domingos como hoy en los que solo me importan ellos y que esten bien. Hoy me he prometido no hacer absolutamente nada que no me apetezca. Hoy mi día es para mi y mi familia. Un domingo, como mandan las tradiciones jejeje.

Un abrazo para todos.

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